MI PULPO
Ya casi no entro en Internet, me siento sólo entre tanta gente que se esfuerza por intentar que mi vida sea normal, en hacérmela agradable, y mis palabras más repetidas son: “no me apetece, no puedo”.
Sólo hago caso a mi animal de compañía, un pulpo de agua dulce que aún no sé si es real o fruto, por llamarlo de alguna forma, de mi imaginación.
A veces me anima: “Tú que te comías el mundo, que en mayo del 68 levantabas barricadas en las calles de París, que fuiste una institución respetada en el Tercio, que no te asustaban las bombas que explosionaban a tu lado en Saigón, y tantas veces que te jugabas la vida alegremente..., y ahora, mírate, acobardado, acojonado por nada”.
Otras veces me cuenta su vida: “Verás, he vivido varias vidas; ésta es mi quinta reencarnación. En una de mis vidas anteriores fui una araña y tuve una relación maravillosa con la más hermosa araña del Universo. Me enamoré de sus ojos, de la blancura de sus dientes, de sus labios..., de toda ella. Hicimos un viaje de placer a Palma de Mallorca y allí se terminó todo: me pilló en dos infidelidades (sin contar la de la profesora de matemáticas, que me la había perdonado). La primera vez me sorprendió cabalgando sobre la camarera de habitaciones del hotel, y la segunda bebiéndome una fanta en el surtidor de la entrepierna de la mejor amiga de la camarera, mientras ella sostenía una naranja en su boca”.
— ¡Qué mentiroso eres, Pulpito!
—Ay, calla, si yo te contara... Desde la princesa altiva, a la que pesca en ruin barca...
— Anda, déjame descansar y no plagies.
Elucubraciones mañaneras de una mente castigada por el insomnio.
Escrito anterior al trasplante.
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