Diálogos con mi Pulpo
LEY ANTITABACO
—Hola, Discóbolo.
—Hola, Pulpito.
—Qué poquito te queda para dejar de joder a los demás con el tabaco.
—Lo asumiré, Pulpo, porque en el fondo tenemos que agradecer a nuestro Gobierno que se preocupe por la salud pública, como es su obligación. No sé si sabes que este año han muerto en España 55.000 personas por culpa del tabaco.
—Lo que pienso es que esta ley sólo es para dar al exterior una imagen de Gobierno progresista y moderno. Le trae sin cuidado la salud de los ciudadanos; nos bombardean con campañas para idiotas, asustándonos con los perjuicios de fumar, empezando por las leyendas en los paquetes de cigarrillos.
—Ya sabes, Pulpo, que la información es fundamental para que nosotros, como seres racionales, actuemos en consecuencia.
—Bien, ¿por qué no informan de las sustancias cancerígenas que “las Autoridades Sanitarias” permiten que se le agreguen al tabaco, como amoníaco, disolventes, anestésicos, alcanfor, etc? Cuando alguien puede impedir un delito y no lo hace, y encima saca provecho de ello, se denomina complicidad necesaria para la comisión de un delito, y no olvidemos que ese delito es la muerte de muchas personas al año, y no me refiero a este Gobierno en particular, sino a casi todos los gobiernos del mundo. El tabaco no mata, matan los aditivos. Y no hablemos de la composición del papel en que va envuelto el tabaco ni de la tinta impresa sobre el cigarrillo, que también se fuma. ¿Por qué si en un alimento se detecta una sustancia cancerígena prohíben su venta y a la empresa alimentaria le meten un “puro” y las empresas tabacaleras tienen licencia para matar?
—Pues todo ese problema se acaba dejando de fumar, por el bien de los fumadores y de los no fumadores, Pulpo.
—Discóbolo, yo pienso que por encima de la salud está el interés económico. Imagínate que a partir del día 1 de enero y durante un año nadie fume ni un solo cigarrillo en España... ¿Qué pasaría?
—Pues que ganaríamos todos en salud, Pulpo.
—Yo te diré lo que pasaría: el Gobierno dejaría de percibir casi dos billones de pesetas en impuestos, dejaría de ahorrarse unos 600 millones de euros de las pensiones de los que palman, porque la mayoría de ellos son pensionistas; tendría que pagar el subsidio de paro a cientos de miles de trabajadores que viven del tabaco: plantación, recogida, transporte, manipulación, distribución y venta; impresión de cajetillas, manipulados de cartón, etc., aparte de otras industrias relacionadas con artículos para fumadores, y otras cosas más.
—Anda ya, Pulpo, me estás dando la inocentada.
—¡Qué listo eres, Discóbolo! Ciao.
—Ciao, Pulpito.
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