DIÁLOGOS CON MI PULPO
LECCIÓN DE TEOLOGÍA
—Buenos días, Pulpito.
—Hola, Discóbolo, quiero que me alecciones sobre la forma de pensar de los humanos, porque hay muchas cosas que no entiendo, por ejemplo, las religiones. Para empezar, dime quién es Dios.
—Pulpito, la Teología no es mi fuerte, pero, si no recuerdo mal, el Catecismo decía: “Dios es un Ser infinitamente bueno, justo, sabio, poderoso, principio y fin de todas las cosas, creador del Cielo y de la Tierra, por quien todo fue hecho...; además, es nuestro Padre y nos hizo a su imagen y semejanza”.
—No me cuadra nada, Discóbolo, porque: si es infinitamente bueno y justo, ¿cómo consiente el sufrimiento de tantas personas, de tantos niños que jamás hicieron mal alguno? ¿Qué criterio sigue para que unos tengan una vida regalada y otros vivan puteados antes incluso de nacer? Si es infinitamente sabio y poderoso, ¿por qué consiente que nazcan violadores asesinos, por ejemplo?
—Pulpito, Dios nos da el conocimiento y el poder de decisión para poder elegir entre el bien y el mal.
—Cierto, pero en su inmensa sabiduría sabe que el asesino elegirá el mal camino y aun así le permite vivir para después condenarlo al fuego eterno. Crear un hijo así es una putada para el propio hijo y para los “hermanos” que se encuentren en su radio de acción. Si Dios es así, lo único que me cuadra es que estáis hechos a su imagen y semejanza.
—Nunca lo entenderás, Pulpito, los designios del Señor son inescrutables.
—Yo alucino contigo, Discóbolo, tú debes creer en extraterrestres y en gnomos, y pensar que los abogados son gente honrada.
—De todas formas, Pulpito, si alguna vez te ves en una situación muy extrema, acude a Él, “por si acaso”; todo el mundo lo hace, incluso los que se jactan de ser ateos.
7 comentarios
Marisa -
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14 de diciembre de 2010 15:54
Marisa -
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