JUNTA DE VECINOS
Se celebra la Junta de vecinos, con siete puntos a tratar en el orden del día: el primero, la instalación de un ascensor, ya que la finca tiene cinco pisos y carece de él. Antes de empezar a debatir, el vecino del bajo D (bendito elemento), se dirige a los presentes y dice:
—Os advierto que yo no pongo ni un euro para el ascensor, y que nadie me venga con leyes, que yo me paso las leyes por el forro de los güevos.
EL PRESIDENTE:
—Bueno, eso ya lo veremos; habrá que informarse y aplicar la Ley de Propiedad Horizontal.
EL DEL PRIMERO:
—Y, claro, los del quinto pagarán más que los del primero. Hay que pagar según la altura del piso.
EL DEL QUINTO:
—Una leche; nosotros somos sólo dos y en tu casa viven seis personas, así que vais a utilizar mucho más el ascensor que nosotros. O pagamos todos iguales o a tomar por culo el ascensor.
EL DEL PRIMERO:
—Sois dos, pero tu mujer pesa más de 100 kilos (risas del resto de los vecinos, algunas escandalosas).
LA SEÑORA DEL QUINTO:
—¿Me estás llamando gorda, tío grosero?
LA SEÑORA DEL PRIMERO:
—Tú a mi marido no le insultes, verdulera.
EL DEL PRIMERO:
—Cállate, María, que con esta gentuza es mejor no hablar.
EL DEL QUINTO:
—A ver si tienes cojones de llamarme gentuza en la calle.
EL DEL PRIMERO:
—Venga, vamos a la calle.
El vecino del quinto se lanza sobre el del primero; sus mujeres tienen una enganchada y el resto de vecinos no dan a basto para separarlos. Una vez calmada la cosa, el presidente suspende la junta ante la perspectiva de tener que terminarla en comisaría.
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