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LOS ESCRITOS DE DISCÓBOLO

MI BATALLA

MI BATALLA

 

¿Por qué se nos hace tan difícil comprender el misterio de la Santísima Trinidad? ¿No es más difícil entender que una persona nazca tres veces en su vida?

La primera vez fue, en un mes de julio caluroso, hace ya muchos años, tantos que a veces pienso en qué he utilizado todo ese tiempo. El alumbramiento se produjo en un hospital donde mi madre tuvo que acudir sola porque mi padre se hallaba lejos trabajando y no pudo acudir con su mujer, o quizá sí que pudo y era más cómodo

no hacerlo, total, quien tenía que parir era ella, no él; o puede que ya había tenido tantos niños que no sería muy importante acompañar a mi madre al nacimiento de su quinto hijo… ¡qué más da uno más! (menos mal que, como dicen los taurinos, “no hay quinto malo”).

 

Así que mi madre, con su hijo en los brazos lo primero que hizo fue dirigirse a una iglesia para que me bautizaran, pero sin padrinos: ella sola. Empezaba bien mi vida, llena de lujos de todo tipo. Una pareja de niños que jugaban en la calle fueron mis padrinos, apuntando en el registro los nombres de mis dos hermanos mayores, que desde que se enteraron que eran mis padrinos, cada aniversario del bautizo me agasajan y me hacen regalos, cada año sorprendiéndome con algo distinto. Regalos de esos que emocionan, es decir, un año nada y al siguiente, menos.

 

La segunda vez fue en agosto de 1986, cuando “nací” en un quirófano del Hospital General Militar de Madrid; fue una operación de un tumor canceroso, que junto con el intestino grueso amputado pesaba cuatro kilos. La operación fue “a vida o muerte”, ya que el tumor había provocado una peritonitis. Le pilló conmigo a mi mujer sola, y tuvo ella que dar la autorización para poderla llevar a cabo. Al final de la operación, las primeras palabras que le dijeron a mi mujer fue que su marido “acababa de nacer”.

 

En enero de 2000 fui al médico porque me cansaba al subir las escaleras. Después de hacerme las pruebas el neumólogo me dijo que tenía una fibrosis y que la media de vida era sólo de tres años: el 2003. Esta fecha se convirtió en mi tercer nacimiento. Así que he nacido en tres ocasiones, y eso sin contar un “aborto” que tuve con cuatro años cuando me operaron de anginas y tuve una severa hemorragia, aunque ya no los cuento, porque cada insuficiencia respiratoria que sufro, y que son cada vez más a menudo, son más peligrosas que los abortos.

 

Si llegan a tiempo esos pulmones que espero y soy trasplantado con éxito, entonces sí que “volveré a nacer” una vez más. Y yo me pregunto: ¿tendré siete vidas como los gatos? Si es así, es para estar tranquilo porque aún me quedan cuatro por vivir, y si no, alguna vez tiene que ser y todos vamos a pasar por ahí.

 

Así que aquí estoy esperando acontecimientos, y deseando que lo que tenga que suceder, sea rápido, porque la espera es muy dura.

 

Escrito antes del trasplante.

 

 

 

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