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LOS ESCRITOS DE DISCÓBOLO

DIÁLOGOS CON MI PULPO

DIÁLOGOS CON MI PULPO

Pulpo se refiere al mensaje publicado más abajo, titulado “Y ahora..., ¿qué hago?”

Y AHORA..., ¿QUÉ HAGO?

—Hola, Discóbolo, he leído tu mensaje en el foro, y, de verdad, es que no te entiendo. ¿Por qué lo dejas a medias? ¿Se te agotaron las ideas?

—Hola, Pulpito, la verdad es que el final puede ser muy distinto, por eso lo dejé así, para que cada lector le pusiera el final que más le gustara.

—Yo sólo veo un final: que se quede con los dos, y la tía encantada de la vida. Si no le gusta a alguno los tríos, que ponga ella los turnos para follar.

—Qué basto y qué bestia eres, Pulpito. Según la legislación vigente, en la época en que se desarrolla el relato (y seguramente en la actual, no estoy seguro), el primer matrimonio es el válido, y el segundo, por tanto, nulo. Así que José tendría que abandonar a su esposa para que ésta retornara con su primer marido. Por otra parte, ella, si deseaba seguir con el segundo marido, no podía hacerlo porque para ello debería divorciarse del primero y el divorcio no existía en España. Si convivían los tres juntos, ella cometería un delito de poligamia (?), penado con prisión.

—Pues, nada, te cargas a uno de los dos.

—Pulpito, me parece injusto “cargarme” a Juan después del sufrimiento de esos años en el campo de concentración, donde sólo le ha mantenido vivo el amor y el deseo de volver con su mujer. Y no te olvides que José es el padre de dos criaturas. Aparte hay que tener en cuenta los sentimientos de Rosario.

—Lo tuyo me recuerda a Sabina cuando un pingajo le dijo en el “tigre” de un bar: “¿Dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta?”, a lo que Sabina le contestó: “Terminaba tan mal que nunca la pude empezar”. Anda, dedícate a escribir relatos pornos, que por lo menos a mí me ponen alegre, y deja de joder a los lectores (si es que te lee alguien) con tus elucubrantes paridas.

—Tendré que hacerte caso, Pulpito.

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